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Dibujos para colorear e imprimir mandalas

Los mandalas han llegado para quedarse en estas latitudes y su realización contienen en sí muchos puntos de vista benéficos para las personas. A continuación te presentamos los mejores dibujos de mandalas para colorear y descargar. 

Mandala esférico y geométrico

Mandalas para colorear dibujos

Mandala con destellos
Mandala con ribetes árabes
Mandala con formas básicas
Mandala primaveral
Mandala esférico
Mandala de estilo oriental
Mandala de destello floral complejo
Mandala de destello floral simple
Mandala geométrico
Mandala con juegos circulares
Otro ejemplo de mandalas geométricos
Mandala floral
Mandala de imitación de una flor
Mandala de vida animal y vegetal
Un mandala primaveral
Mandala mundo árabe
Mandala de formas simples
Mandala de flores superpuestas
Mandala de mosaico
Mandala con juegos de pétalos
Mandala con flor concentrada
Mandala floral superpuesto complejo
Mandala de pétalos dispuestos en el interior
Mandala destello floral
Mandala para la concentración
Mandala de flor de loto
Mandala de decoración
Mandala infantil
Mandala simple con mariposas
Mandala flor de loto
Mandala de destello
Mandala esferoide con pétalos
Mandala crecimiento vegetal
Mandala pequeño y florido
Mandala florido
Mandala de destello claro
Mandala de mosaico con formas geométricas
Mandalas esferoides
Mandala flor natural
Mandala de la naturaleza
Mandala geométrico y florido
Mandala rompecabezas
Mandala de meditación
Mandala medusa
Mandala de estrellas floridas
Mandalas de tréboles
Mandalas de formas complejas
Mandala de destello
Mandala solar

¿Qué es un mandala?

Los mandalas cada día van arraigándose en el mundo occidental, tanto espiritual como estético ¿Pero qué son estas formas eminentemente circulares? ¿Son simples dibujos para relajar? En verdad, los mandalas no son creaciones neutras, sino que tienen un significado profundo desde lo espiritual, en su origen tanto para el hinduismo como el budismo. En rigor, son representaciones del universo, un intento de recrear desde lo micro hasta lo macro, la vinculación en el cosmos. Naturalmente, en ese contexto, el ser humano es un pequeño retazo del gran todo, pero de igual importancia: desde un grano de arena hasta el colapso de una enorme estrella, todo en verdad está engarzado. Una sabiduría de tal índole, que es la que soporta el mandala, nos remite a una inmanencia, a una carencia de esa creencia de una ruptura ontológica como propone, por ejemplo, el cristianismo, de un más acá terrenal y un más allá celestial.

Mandala significa en sánscrito círculo y no es casual que el cosmos, que refiere a un orden en el universo, use esta figura: lo esférico ha sido históricamente la presentación por antonomasia de lo perfecto, sea el universo o el ser mismo (a veces en franca oposición este último, para algunas filosofías, del mundo de la multiplicidad natural). Por ende, aquí tenemos una sabiduría del equilibrio, la armonía, la infinitud y el vínculo que esgrime el sujeto, como dijimos anteriormente, con ese gran todo.

Naturalmente, existe una enorme diferencia entre un mandala con un simbolismo preciso, sea en coloraciones y formas, de aquel que es libre, por más que siga los avatares de la persona. Sin embargo, hay aspectos de la concentración, del estar en el instante e incluso de la armonía, que más allá de las gigantescas diferencias (y tal vez utilizando este adjetivo quedamos cortos), pueden engarzar al hombre o mujer occidental que se dispone a hacerlos para relajarse y el diletante como monje budista frente a las enseñanzas del maestro. Lo estético, el divertimento y lo religioso tienen amplias vinculaciones, que a veces las perdemos por poseer una visión excesivamente reduccionista de lo que es por ejemplo un credo o lo espiritual.

¿Para qué sirve colorear mandalas?

¿Para qué sirve colorear un mandala? Pensemos el caso de un budista purista: lo realiza con arenillas de colores, piedrecitas o pinturas, le lleva tiempo, fracasa y vuelve a comenzar, trata de adentrarse en la perfección del cosmos, en la falla y el continuar, en la muerte y la reencarnación. Naturalmente aquí hay un componente de esfuerzo y por ahí hasta de sufrimiento. El mandala es algo serio, no se habla de él, quien lo hace no se regocija ni lo cuelga; tampoco alardea ¿Entonces? Lo observa, se acerca al todo y luego lo destruye, con un gesto que para cualquier occidental puede parecer extraño o polémico ¿Tanto esfuerzo para nada? Hay ciertas verdades que son tan eternas y transitorias como el cosmos ¿Para qué enfurecerse? No, hay que dominar pasiones tan vanas como el orgullo o el enojo. El concepto de Yo como entidad importante y distinta al resto ontológicamente hablando (pensemos una división entre cosa que piensa y cosa extensa cartesiana, por ejemplo) es una creación occidental, no oriental ni mucho menos budista o hinduista.

¿Y para qué puede servir colorear un mandala a un hombre occidental? Lógicamente, aquí no escribimos para monjes budistas ni hiduistas que quieran tener una vida contemplativa. Sin embargo, por más pequeño que sea, ya lo dijimos arriba, algún punto de conexión hay. El mandala realizado o coloreado ayuda en la concentración, una tarea que aquí es liviana y que entretiene, que aleja toda suerte de malos pensamientos, que reduce el estrés del vivir diario, que hace que la temporalidad sea distinta, que nos da un tiempo de respiro, de quiebre y que, en definitiva, se disfruta. Por eso, se hacen mandalas: formas geométricas que se repiten con ciertos patrones, comenzando desde el centro muchas veces, pero en verdad, si simplemente se los llena de color, muchos también arrancan en la periferia.

¿Los mandalas como expresión de un inconsciente colectivo o un inconsciente individual? En verdad, mucha gente, con una figura eminente como Carl Gustav Jung, lo pensaron así, pero también para otros estudiosos el inconsciente es solo una creación metafísica. Por lo tanto, en la actualidad las funcionalidades tratan de centrarse más que nada en lo que genera al sujeto en el momento, como lo pierde en el buen sentido y lo aleja de la rutina, de los problemas, de qué manera puede servir como un sucedáneo de la felicidad, lo reconecta con su interior, con su creatividad y, en gran medida, hasta lo goza estéticamente. En verdad, ya aquí nos encontramos excesivamente alejados del budista puro y el no tan purista. Incluso, podemos llegar a colgarlos, guardarlos y ufanarnos en el buen sentido por lo bonito que nos quedó. Existen muchas personas que apoyan la idea de que el mandala tiene influencias energéticas positivas emplazados en ciertos sitios del hogar. Muy lejos, como se vislumbra, de ese gesto de realización minuciosa para destruirlo luego de manera inmediata.

¿Cómo pintar una mandala?

Así como en su realización, se puede continuar la pintura por el mismo camino centrífugo. Pero si no fueron realizados por la misma persona, si su diseño estaba confeccionado con antelación, no es necesario. Algunos afirman que pintar al mandala desde el exterior al interior implica una búsqueda del centro del sujeto; en cambio, hacerlo en sentido inverso, desde el interior al exterior, implica un ánimo de sacar o expresar sentimientos. Asimismo, efectuarlo en un ambiente relajado en silencio, alejado o con música de la misma índole ayuda mucho. Se pueden usar lápices, rotuladores o acuarelas; la persona lo elegirá de acuerdo a sus intenciones o posibilidades.

¿Y los colores? Los colores tienen una carga simbólica muy fuerte, por ende es importante que la persona las conozca. Por ejemplo, el negro está relacionado con la tristeza, la muerte, lo profundo y la ignorancia; el blanco es purificación, perfección e iluminación; el verde está vinculado con la esperanza, el crecimiento, la felicidad y la libertad; el azul es paz, alegría y serenidad; el gris calma, espera, neutralidad y sabiduría; el rojo es vitalidad, sensualidad y pasión; el naranja dinamismo, ternura, valor y ambición, el amarillo simpatía y luz con una vinculación al sol; el rosado es altruismo, paciencia y dulzura; el morado es contemplación y amor al prójimo; el violenta magia, espiritualidad y transformación; el dorado es sabiduría y lucidez; y el plateado hace hincapié a lo emocional. Aquí, por supuesto, no tratamos de ser (ni podemos serlo) exhaustivos, pero el lector podrá escoger entre una gran variedad de figuraciones de sentimientos, inclinaciones, pasiones y emociones de todo tipo a la hora de pintar un mandala

¿Cómo descargar las mandalas para imprimir y colorear?

En esta ocasión, como en ningún otro sitio, dejamos más arriba una bonita recopilación de mandalas para imprimir y colorear. Se pueden hallar floridos, de destello, vegetales, de estrellas, esféricos, complejos y simples; una variedad impresionante para que el lector incursione en el mundo fascinante de estar representaciones cósmicas y espirituales.

Con un simple clic el material puede ser utilizado y descargado. Sin ningún tipo de complicación, en este conjunto de mandalas de todo tipo que ayudarán a entretener a la persona durante un buen tiempo, hacerlo olvidar de los problemas, fomentar la concentración, disminuir el estrés y, como corolario promisorio, tener una psiquis nueva para afrontar los entuertos que el diario existir propone de la mejor manera.

Mandalas para ayudar a los niños

Realizar un mandala o pintarlo es una actividad placentera, estimulante en lo cognitivo y, naturalmente, relajante. Para los niños, los ayuda en lo que es el fomentar la atención, favorecen el desarrollo de la motricidad fina en las manos, promueven el bienestar interior de los niños, favorecen la creatividad y atención, reducen el estés y la ansiedad; ayudan a desarrollar la paciencia, el tesón, la perseverancia y la constancia; permite que los pequeños trabajen con conceptos de la geometría; introducción de nuevo vocabulario de formas, tamaños y colores; estimulan el sentido estético y hasta la autoestima, porque desarrolla algo propio el pequeño.

Con esto podemos decir que la realización de mandalas o su mero pintar ayuda a partir de múltiples rasgos a los pequeños.